A Silvestre Ataucusi Flores (49) lo salvó el arte. Literalmente. Huyó a los 12 años de su natal Vinchos hasta Huamanga -a una hora en auto- para evitar ser reclutado por Sendero Luminoso. Una noche, a eso de las 3 a.m., el muchacho y su padre salen a escondidas para la ciudad. Silvestre se queda en casa de un amigo de la familia y su papá regresa al pueblo para informar de la supuesta desaparición. “Mi vida corría riesgo. Para nosotros la única opción era no ser parte de Sendero”, cuenta el artista, al otro lado de la línea, entre pausas. Recordar este pasaje de su vida le sienta mal y no es para menos. Le toma un par días reponerse emocionalmente, pero esta vez hace un esfuerzo.
La familia de retablistas ayacuchanos

28
Ago